“...y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.” (Santiago 5:15)
Por la sagrada unción y la oración del sacerdote, toda la Iglesia encomienda a Cristo a los enfermos. El enfermo recibe del Espíritu Santo los dones de fortaleza, fe, paz y valor, y su sufrimiento se une al sufrimiento de Cristo para la edificación de la Iglesia (Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1520-23).
Mediante el sacramento de la Unción de los enfermos, la Iglesia lleva a cabo la misión de compasión y sanación de Jesús hacia los enfermos. El enfermo puede también ser ministro de los demás. Uniendo su sufrimiento a Cristo, los enfermos pueden ser signos de fe y testigos de la Resurrección de Cristo para toda la comunidad (Juan Pablo II, Christifideles laici [La vocación y la misión de los fieles laicos en la Iglesia y en el mundo], n. 54). (Seguir leyendo)
Fuente: usccb.org
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Coordinadora de funerales – Valerie Doran | Correo electrónico | Teléfono: (951) 689-1131 ext. 224
Según el Rito Romano del Orden de las Exequias Cristianas, la Iglesia, como tierna madre, no sólo ha tenido como práctica encomendar los muertos a Dios, sino también elevar la esperanza de sus hijos y dar testimonio de su propia fe en la futura resurrección de los bautizados con Cristo. Ante la muerte, la Iglesia proclama con confianza que Dios ha creado a cada persona para la vida eterna y que Jesús, el hijo de Dios, con su muerte y resurrección ha roto las cadenas del pecado y de la muerte que ataban a la humanidad. Cristo «realizó su misión de redimir a la humanidad y de dar perfecta gloria a Dios, principalmente mediante el misterio pascual de su bienaventurada pasión, resurrección de entre los muertos y ascensión gloriosa» (Concilio Vaticano II, Constitución sobre la Liturgia, art. 5).
Propósito de la vigilia: Este rito puede celebrarse entre el momento de la muerte y la liturgia fúnebre o, si no hay liturgia fúnebre, antes del rito de sepelio. El momento inmediatamente posterior a la muerte suele ser de desconcierto y puede implicar conmoción o dolor desgarrador para la familia y los amigos cercanos. El ministerio de la Iglesia en este momento es el de acompañar suavemente a los dolientes en su adaptación inicial al hecho de la muerte y al dolor que esto conlleva. Mediante el uso cuidadoso de los ritos, el ministro ayuda a los dolientes a expresar su dolor y a encontrar fuerza y consuelo a través de la fe en Cristo y su resurrección a la vida eterna. Los miembros de la comunidad cristiana ofrecen apoyo a los dolientes, especialmente rezando para que la persona que han perdido tenga vida eterna.
Propósito de la liturgia de exequias: En la liturgia de exequias la comunidad se reúne con la familia y amigos del difunto para alabar y dar gracias a Dios por la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, encomendar al difunto a la tierna misericordia y compasión de Dios y buscar fuerza en la proclamación del misterio pascual. Por medio del Espíritu Santo, la comunidad se une en la fe como un solo Cuerpo en Cristo para reafirmar en signo y símbolo, palabra y gesto que cada creyente, por medio del bautismo, participa en la muerte y resurrección de Cristo y puede esperar el día en que todos los elegidos serán resucitados y unidos en el reino de la luz y la paz.
Propósito del Rito de Sepelio: El rito de sepelio, la conclusión de los ritos funerarios, es el acto final de la comunidad de fe en el cuidado del cuerpo de su miembro fallecido. Puede celebrarse en la tumba, en el sepulcro o en el crematorio y puede utilizarse para el entierro en el mar. Siempre que sea posible, el rito de sepelio se celebrará en el lugar del sepelio, es decir, junto a la tumba abierta o al lugar de entierro, en lugar de en la capilla de un cementerio. Al entregar el cuerpo a su lugar de descanso, la comunidad expresa la esperanza de que, con todos los que lo han precedido marcados con el signo de la fe, el difunto espera la gloria de la resurrección. El rito de sepelio es una expresión de la comunión que existe entre la iglesia en la tierra y la iglesia en el cielo: el difunto pasa, con las oraciones de despedida de la comunidad de creyentes, a la compañía acogedora de aquellos que ya no necesitan la fe, pero ven a Dios cara a cara.
El coordinador del funeral verificará la disponibilidad del presidente y de la iglesia y luego programará una reunión con la familia.
El objetivo de esta reunión es la organización de los Ritos del Funeral Cristiano que consisten en Vigilia, Misa y Entierro.
Selecciones del Antiguo Testamento:
El Coordinador de Funerales dará seguimiento y preparará la misa funeral.
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(951) 689-1131
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